Los óxidos de nitrógeno (NOX) son dos gases de nitrógeno diferentes: óxido nítrico (NO) y dióxido de nitrógeno (NO2). El término NOX se refiere a la combinación de los dos gases debido a las facilidades de interconversión mutua que presentan en presencia de oxígeno. Aunque desde un punto formal, el término general de los óxidos de nitrógeno, engloba los siguientes compuestos: NO, NO2, N2O2, N2O4, N2O, N2O3, N2O5 y NO3, siendo este último inestable.
Todos ellos son gases contaminantes, por lo que las emisiones de NOX han de ser tratadas para evitar su incidencia sobre el medio ambiente:
- Destruyen el ozono estratosférico.
- Contribuyen a la formación de ozono en las capas bajas de la atmósfera, que contribuye a la creación de la niebla fotoquímica (smog) y al efecto invernadero, cuando reaccionan con los compuestos orgánicos volátiles.
- Causan lluvia ácida, al convertirse el NO en ácido nítrico al entrar en contacto con la humedad.
- Son gases muy tóxicos para el ser humano, especialmente el NO2, si son inhalados.
Una parte de las emisiones de NOX se debe a causas naturales (descomposición bacteriana de nitrógeno orgánico, incendios forestales, actividad volcánica, tormentas, etc.). No obstante, la generación más importante se debe a causantes antropogénicos: utilización de combustibles fósiles y escapes de vehículos a combustión.
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