La oxidación térmica recuperativa es una tecnología de tratamiento de COV que requiere de unos costes de inversión menores que la regenerativa, pero que tiene un coste de gestión superior, debido a un mayor consumo de combustible.

La oxidación térmica recuperativa es una tecnología que permite la eliminación de los contaminantes que lleva un gas al someter éste a una temperatura suficientemente elevada. Para que el proceso sea efectivo y los contaminantes puedan ser oxidados completamente es necesario mantener una temperatura mínima (entre 700ºC y 1200 ºC) durante un tiempo mínimo (0,6-2 segundos).

Los contaminantes que suelen ser eliminados mediante esta tecnología pueden ser orgánicos (COVs, olores, etc.) o bien inorgánicos (CO, H2S, HCN, etc.). Es una tecnología apropiada cuando el caudal de gas es inferior a 50.000 Nm3/h y la concentración de contaminantes es de 5-20 g/Nm3.

Esta tecnología de tratamiento presenta las siguientes ventajas:

  • Eficacia y fiabilidad elevadas.
  • Flexibilidad hacia el caudal de gas a tratar y la concentración de contaminantes.
  • Gran versatilidad en cuanto al tipo de contaminantes.
  • Facilidad de operación.

Esta tecnología consiste en una cámara de combustión con un quemador y con un intercambiador de calor en el que el aire de entrada se precalienta con el aire de salida. Permiten conseguir una eficiencia de recuperación térmica del orden del 65%. Las temperaturas de trabajo pueden ser hasta 1450 ºC.

Con la finalidad de ahorrar combustible, un intercambiador de calor precalienta los gases a tratar mientras se enfrían los gases que abandonan la cámara de combustión. Las plantas de oxidación térmica recuperativa tienen un recuperador que utiliza los gases calientes, que provienen de la oxidación que se da en la cámara de combustión, para precalentar el aire de entrada a tratar, lo que implica ahorro de energía.

Puesto que es necesario llevar los gases del proceso a una temperatura tan elevada, las plantas de oxidación conllevan el consumo de combustible de ayuda. Por esta razón es muy interesante poder recuperar siempre que sea posible, tanto el calor aportado como el calor producido en la oxidación.

No obstante, cabe destacar que cuando no se recupera el calor de los gases depurados, o bien las concentraciones de contaminantes son bajas, los costes de operación son elevados por los costes energéticos.