Las aguas ácidas de minería se originan mediante la oxidación química y biológica de la pirita. Este fenómeno se produce cuando las rocas conteniendo dichos sulfuros entran en contacto con aire o agua. A esto hay que añadir que un agua ácida procedente de rocas y minerales incluye también numerosos metales en disolución, que aportan una importante toxicidad al efluente.

Así pues, los drenajes ácidos que se producen en las minas subterráneas y a cielo abierto son una de las principales fuentes de contaminación de las aguas superficiales y subterráneas que se encuentran en su entorno.

Para evitar este daño medio ambiental se deben tomar medidas, tanto preventivas (o pasivas) como activas mediante la implantación de métodos de tratamiento de estos efluentes ácidos.

Por lo que se refiere a las tecnologías de tratamiento cabe aclarar que en numerosas ocasiones no es suficiente con un único procedimiento, sino que se hace necesaria la combinación de varios. Todo dependerá de cada caso y sus múltiples variables.

Dicho esto, las principales tecnologías de tratamiento son:

Procesos físico-químicos y biológicos, cuyos resultados han sido muy satisfactorios en lo que se refieren a la disminución de los metales disueltos, el aumento del pH y la disminución de sulfatos. El problema es que en ocasiones resultan insuficientes para depurar completamente las aguas ácidas.

La filtración, tanto por membranas como granular, también puede ser un método eficiente, aunque más complejo y costoso de implantar que otras soluciones.

Balsas de evaporación con sistema de atomización (spray mist), que habitualmente se combinan con una etapa previa de neutralización que corrija el pH del efluente hasta valores entre 7 y 8 mediante la adición de sosa cáustica o cal. Este método permite evaporar grandes cantidades de agua, muy superiores al proceso natural de evaporación, con una inversión muy pequeña.

La tecnología spray mist permite atomizar las gotas de agua, separándolas en microparticulas y elevarlas hasta alturas ampliamente superiores a los 50 metros, lo cual garantiza una gran efectividad en el proceso de evaporación.

En la ubicación de estas áreas de evaporación intensa, hay que tener en cuenta que el fenómeno de la evaporación está muy relacionado con el viento (oreo), por lo que estos aspersores deben situarse, siempre que sea posible, en superficies abiertas, donde corra el viento sin obstáculos, cuidando que no se produzcan aportes no deseables hacia el entorno.

Separación mediante decantación o coagulación.

Como hemos comentado anteriormente, tan importantes o más que las tecnologías de tratamiento escogidas, son las medidas de prevención adoptadas: prevenir y minimizar la generación de aguas ácidas, detectar y caracterizar posibles focos generadores de contaminación, así como puntos de vertido, construcción de barreras, o concentrar los efluentes y aislarlos del entorno.

En este sentido, se han desarrollado algunos métodos como el almacenamiento en minas subterráneas inundadas o bajo lámina de agua, con el objetivo de evitar la oxidación de los materiales piríticos, o el almacenamiento en huecos mineros de superficie.

Por Sergio Tuset

Ingeniero Químico

Fundador de Condorchem Envitech. Prestigioso especialista en ingeniería aplicada a la gestión de aguas residuales y control de emisiones atmosféricas, autor de diversas patentes medioambientales y numerosas publicaciones técnicas.

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