Mientras que los compuestos inorgánicos, generalmente, son moléculas sencillas que permanecen relativamente inalterables, los compuestos orgánicos, cuando se encuentran en la atmósfera, tienden a reaccionar y oxidarse, dando CO2 y agua. Es el caso de los compuestos orgánicos volátiles.
No obstante, existen otros compuestos orgánicos que poseen una gran estabilidad, lo que hace que no se degraden fácilmente. Se conocen como contaminantes persistentes.
Los compuestos orgánicos con átomos de cloro, los cuales le proporcionan una gran estabilidad química, pertenecen al grupo de contaminantes persistentes. Algunos de estos compuestos han sido sintetizados por el ser humano paras que actúen como plaguicidas; es el caso de los insecticidas DDT, el aladrín, la endrina, etc. Otros, como los policlorobifenilos (PCB) se sintetizaron para ser usados como dieléctricos para transformadores.
Otros compuestos orgánicos persistentes, altamente contaminantes, son las dioxinas y los dibenzofuranos. Aunque estos compuestos no se fabrican expresamente, se generan de forma indeseada en los procesos de combustión de materia orgánica mezclada con materia que contiene átomos de cloro.
Los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) son hidrocarburos que, aunque no poseen átomos de cloro, contienen anillos bencénicos fusionados, los cuales confieren una gran estabilidad química y hacen que los HAP también sean persistentes. Al igual que en el caso de las dioxinas, se forman en los procesos de combustión.