La utilización de aguas regeneradas es una práctica muy recomendable para aquellas zonas que tienen problemas de abastecimiento, ya sean temporales (durante determinados momentos del año) o constantes, debido a una climatología poco favorable para la obtención de agua.
Ahora bien, estos sistemas de regeneración y reutilización del agua deben operar de forma que garanticen que el uso de las aguas regeneradas no supone ningún riesgo sanitario o medioambiental. En definitiva se trata de limitar al mínimo los posibles impactos negativos del proceso y potenciar al máximo los aspectos positivos de la reutilización de los recursos hídricos.
Para ello es importante implantar un modelo de buenas prácticas en:
• Líneas de saneamiento, regeneración y reutilización.
• Regeneración de aguas residuales depuradas.
• Uso del agua regenerada.
• Seguimiento de agua aplicada y del producto.
• Análisis y control.
Otro aspecto fundamental es garantizar la disponibilidad de esta agua regenerada en la cantidad y condiciones requeridas por los usuarios siempre que sea posible. En este sentido cobran especial importancia aspectos como:
• Garantizar un agua de calidad.
• Establecer un marco legal claro y aceptado por todas las partes.
• Fijar unos precios asequibles y que no provoquen excesivas desigualdades entre usuarios.
• Planificar a largo plazo para garantizar la disponibilidad del recurso.
• Garantizar la seguridad del entorno y de los usuarios.
• Establecer sistemas de control adecuados.
• Etc.
A continuación os dejamos un enlacea un amplísimo manual de buenas prácticas de uso de aguas regeneradas elaborado por la AEAS (Asociación Española de Abastecimiento de Aguas y Saneamiento) en el año 2011, en el que se abordan en detalle todos estos temas.
http://imagenes.rbi.es/tecnologia_agua/boletin_noticias/2013/01%20enero/Manual_reutilizacion.pdf